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Escándalo de corrupción: daño reputacional

Foto del escritor: Rodrigo González Luna Rodrigo González Luna

 

El involucramiento en escándalos de corrupción trae consecuencias negativas de naturaleza legal, financiera y reputacional para las empresas, sus accionistas y socios comerciales.

 

El 30 de agosto de 2024, una importante empresa de medios de comunicación de nuestro país emitió un comunicado de prensa en el que señaló que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) comenzó una investigación sobre un tema relacionado con la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación). 


Corrupción

El escándalo conocido como “FIFAgate ha marcado uno de los mayores escándalos de corrupción en el deporte mundial, afectando a la FIFA, a diversas federaciones regionales de fútbol y a empresas vinculadas con la comercialización y transmisión televisiva de torneos internacionales.




Antecedentes

El “FIFAgate” estalló en mayo de 2015, cuando autoridades estadounidenses y suizas llevaron a cabo redadas en un hotel en Zúrich, donde varios dirigentes de la FIFA se encontraban reunidos para una reunión anual. La investigación destapó una red de corrupción que implicaba a altos ejecutivos, tanto de la FIFA, como de confederaciones continentales como la CONMEBOL y la CONCACAF.


Los directivos fueron acusados de recibir más de $150 millones de dólares en sobornos y comisiones, a lo largo de más de dos décadas, a cambio de otorgar derechos de transmisión y marketing de torneos de fútbol incluyendo la Copa del Mundo, así como permitir la manipulación en la elección de sedes de estos eventos deportivos.


De acuerdo con la información de la autoridades estadounidenses, el esquema de corrupción se realizaba mediante pagos ilegales a los altos funcionarios implicados, a través de intermediarios o empresas que adquirían los derechos televisivos de transmisión y patrocinio de los principales torneos de fútbol. Las investigaciones descubrieron que, desde hacía más de dos décadas, estos pagos se realizaban a cambio de asegurar contratos lucrativos para la comercialización y transmisión de los torneos.


Daño reputacional

El pasado 30 de agosto, una de las más importantes empresas de medios de comunicación de México informó sobre la investigación en su contra por parte del DOJ, lo que dio como resultado directo una baja en el valor de sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores.

Lo anterior es un claro ejemplo de cómo la implicación en un escándalo de corrupción genera un impacto negativo que no sólo se limita a posibles consecuencias legales y financieras para una empresa, sino que, además, provoca una pérdida de confianza en la organización y un daño reputacional en la percepción del público, accionistas, anunciantes y socios estratégicos, lo que puede tener efectos profundos y duraderos.

perdidas financieras

Cuando una compañía se ve envuelta en un hecho de corrupción, se deteriora la confianza, lo cual puede traducirse en una caída en las ventas y una mayor dificultad para atraer nuevos clientes y sus socios comerciales o que inversionistas reconsideren continuar con estas relaciones, ya que podrían temer verse involucrados indirectamente en investigaciones, sanciones legales o, incluso, afectar su propia reputación. La desconfianza del mercado y la fuga de capital pueden ocasionar una pérdida sustancial de valor de la empresa en el corto plazo y generar dificultades para conseguir financiamiento futuro.


Importancia de un Programa de Compliance

En este sentido, es esencial para las empresas contar con un programa de compliance anticorrupción robusto y eficaz, no sólo para prevenir este tipo de situaciones, sino también para mitigar los daños en caso de que éstos ocurran. Un programa adecuadamente diseñado e implementado proporciona los mecanismos necesarios para identificar, prevenir y mitigar riesgos de corrupción dentro de una organización.

Dado que las empresas, especialmente las que operan a nivel internacional, están sujetas a múltiples leyes y jurisdicciones, es fundamental que cuenten con un programa de compliance que garantice el cumplimiento de las leyes locales e internacionales donde operan. Dichos programas deben cumplir con la Ley General de Responsabilidades Administrativas de nuestro país o de otros países en los que cotizan valores o realizan operaciones, tales como el FCPA estadounidense (Foreign Corrupt Practices Act, por sus siglas en inglés) o el UK Anti Bribery Act, entre otras, ya que tienen requisitos estrictos que las empresas deben atender para evitar sanciones legales.


En conclusión, el involucramiento en escándalos de corrupción, como el FIFAgate, trae graves consecuencias para las empresas, tanto a nivel reputacional, como legal o financiero. Este escándalo muestra la necesidad de las empresas de contar con programas de compliance que sean adecuados a sus características y eficientes para permitir su crecimiento sostenible, prevenir la participación en actividades ilícitas y protegerlas contra posibles sanciones legales y daños reputacionales.

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